Seis canciones para respirar

Estaba a punto de compartir de nuevo mi post Respira, este es de una canción que me cautivó mucho el año pasado, y hoy que la volví a escuchar comprendo que el valor de la palabra respirar ha crecido más estos días por la situación que vivimos.

Así que en el afan de encontrar más canciones significativas (al menos para mi) y relacionadas a esta palabra, hice mi búsqueda en Youtube, encontre canciones interesantes, muchas románticas pero algunas con un gran mensaje entre sus letras. Les dejo las que resonaron algo conmigo.  Vale la pena, intentar, escucharlas todas.

(No es un top ni nada por el estilo, es solo una lista de canciones – en español – que pueden significar algo) 🙂

Respira ~ Natalia Doco

No recuerdo cómo llegué a esta canción, pero desde que la escuché  me cautivó mucho. Además que los coros franceses le dan un sabor especial.

Como les comenté al inicio, compartí esta canción el año pasado, mi refleción sobre lo que sentí al escucharla fue: «No todo esta perdido, no al menos, hasta que dejas de respirar. A veces, olvido que el solo hecho de seguir respirando ya es un logro diario.» (Quien diría que un año antes no sabía que esto tendría más sentido en estos días.)

 

 

Respirar ~ Bebe

Esta canción también ya la he compartido en este blog, fue hace tres años, en un tiempo que era gris, turbulento y lluvioso para mí. Recordarla una vez más, me recuerda la búsqueda de mantener la calma y de resisitir para respirar y continuar.

La reflexión que hice en ese entonces lo dice todo: «Y al final la vida se resume en respirar. Cada quien tendrá su propio motivo para seguir o dejar de hacerlo. Cada quien lo hará de la forma más bonita o más monótona para encontrar el sentido de cada uno de sus respiros.» 

 

 

Respirar ~ Alexa

Esta forma parte de la búsqueda de canciones. Cuando la escuché pensé que había sido hecha para afrontar la situación que vivimos, pero me dí con la sorpresa que ha sido publicada a fines del año pasado y que fue escrita en junio.

Para mi esta canción habla de resistir, de aguantar lo que estamos viviendo y aunque lo difícil recien está comenzando debemos aguantar para poder respirar. No esta nada mal.

 

 

Por respirar ~ Manolo García

Presta mucha atención a las palabras cantadas de esta canción, no es necesario escucharla entre líneas, porque su mensaje es tan claro que parece escrita para lo que estamos viviendo y sintiendo. Esta canción es para mantener ese empuje y soporte para seguir aguantando este tiempo de mantenernos en casa. Porque, por saber esperar renaceremos.

Mejor dejo parte del coro: «Por respirar. Por confiar de nuevo y volver a creer. Por confiar. Por respirar serena y saber esperar. Renacerás. Si no te empeñas en querer sufrir. Precioso tiempo tu vida ha de ser, preciosa perla rara.»

 

 

Respirar ~ Mojarrieta

Esta canción me dibujó una sonrisa, temía que mi lista de canciones estaba siendo muy nostálgica, pero esta canción lo cambió todo. A diferencia de todas, esta canción sí ha sido publicada en estos tiempos, es decir hace poco y su inspiración ha sido lo que estamos viviendo y lo que estamos sintiendo durante esta cuarentena.

Mantenernos en casa ha significado todo un reto para muchos, pues hemos tenido que aprender a convivir con nuestra soledad, con nuestra familia con la que antes había distancia por la rutina y hemos o estamos aprendiendo a mantenernos juntos a pesar de la distancia. Definitivamente, nuestras vidas no serán las mismas después de este tiempo de encierro, o mejor dicho, después de este tiempo de mantenernos a salvo.

Valoremos nuestro respirar y el de otros después de este tiempo. 

 

 

Respirar el alba ~ Sofía Viola

Mi lista termina con esta canción de esperanza. Apenas la escuché supe que tenía que ser el cierre de la exploración que hice esta noche. Dirán que es una canción sobre un ave épica de América Latina, pero no es así, está llena de mensajes para guardar la calma, porque cuando nos toque voler a salir abriremos las alas, volaremos hacía el cielo y respiremos el alba, porque aún nos queda mucho vuelo. 

Una canción perfecta para cerrar una lista de canciones que generaron una reflexión sobre la importancia y significado profundo del acto de respirar.

 

 

Escribir este post ha significado navegar en unas emociones bonitas e inesperadas. Espero que las disfruten y que le den el mismo o más valor que yo les dí. 😉

 

 

 

¿Y si mejor tu me encuentras?

¿Y si mejor tu me encuentras?

Las circunstancias actuales no me permiten buscarte y quizá tampoco me dejen reconocerte.

A veces creo que falta poco para que todo acabe, pero de pronto la distancia se acrecienta, entonces comprendo que habrá otra temporada sin tí entre mis prioridades.

En ocasiones suelo pensarte, creyendo que de esa manera podré llamarte, para así despertar tu interés en encontrarme. Pero, como nada sucede en los meses posteriores, acepto que eso no está funcionando. Y, entonces, dejo de pensar en tí.

Quisiera tener ratos libres de mis preocupaciones, para poder idear el plan de cómo buscarte y reconocerte entre tantas o pocas personas. Porque a veces, creo que ya sé cómo eres. Pero mi corazón no se hace a la idea de ilusionarse, por alguien, una vez más. Entonces, todo desaparece, no hay plan y ya no te veo.

Así que como no te busco, no estas entre mis prioridades, tampoco te pienso y no te imagino, tendrás que encontrarme tu.

~

No busques a alguien que se desespera por amor, busca a quien tiene mucho por hacer y alcanzar, a la que tiene metas y anhelos. No busques a alguien que solo podría pensar en ti, busca a quien no te imaginó y a la que captura tu atención de improvisto.

Busca a quien no te está esperando.

🙂

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(Hay canciones que ayudan a escribir: James Arthur – Falling like the star)

En mis 30’s: los comienzos

Los treintas llegaron sin esperarlos, cómo la mayoría de situaciones que se me presentan. Y como ya estoy viviendo el segundo año de esta etapa primaveral de la adultez (por así decirlo), quiero plasmar en varios escritos la experiencia de transitar por estos años, porque he notado que tienen un particularidad especial y porque definen como queremos o vamos a vivir nuestro futuro (al menos en mi caso). He decidido llamarla etapa primaveral de la adultez, porque hay libertad con madurez, hay diversión con responsabilidad y hay sueños con planes organizados.

¿Por qué los treintas y no los veintes? He podido confirmar la conciencia plena que uno tiene a esta edad (por experiencia personal), quizá hay mucho más por aprender pero lo valioso de este tiempo es la capacidad de poder ser conscientes de lo que estamos viviendo, de lo que hemos pasado y lo que podría venir en el futuro; algo que en los veinte no es posible.

¿Cómo empezó? Esto de escribir sobre los 30’s rondaba mi cabeza cuando tenía 29. Había planeado empezar a realizar cosas importantes o especiales en mi vida, entonces me dije ¿por que no escribirlas? era una gran idea, además me ayudaría a mantener la rutina de escribir. Pero ¡oh sorpresa!, nada de ello ocurrió. Se presentaron situaciones que oscurecen las ilusiones, esas que ayudan a hacernos conscientes de la realidad.  Así que todo quedo en el aire y se fue en poco tiempo. Nada de lo que tenía planeado para mis treinta lo hice con exactitud, pero noté que cada cierto tiempo analizaba mi accionar frente a las distintas situaciones que se me presentaban (mi rutina, el trabajo, mis cambios, mis planes, mis enojos y más), entonces noté que ya no pensaba en ilusiones sin pies y cabeza, sino que estudiaba las posibilidades para poder lograrlo. Estaba haciendo que mi lado adulto y mi lado infantil se pusieran de acuerdo.

Es así es como en mi cumpleaños número treinta decidí hacer mi primer viaje sola (está bien, hay gente que viaja sola desde hace mucho, pero cada situación es diferente, el hecho de ser mujer lo complica más, aunque queramos ponernos fuertes; el temor, de lo que le pueda suceder a una chica sola andando por ahí, es siempre mayor en comparación a un hombre), aquel viaje significó salir de mi zona de confort, significó que puedo seguir haciendo más y que mi vida no se acababa al cumplir treinta (digo esto, porque siempre tuve la idea de que llegar a ese número significaba estar más cerca de los cuarenta, los cincuenta y así sucesivamente, lo sé muy mal de mi parte, pero era así como pensaba). Regresando al punto, resumiendo mi experiencia y en conclusión: comprendí que la vida empieza realmente en esa etapa, todo lo anterior es para experimentar y aprender.

obelisco ayacucho

Ayacucho, primer viaje sola

En estos dos años que llevo transitandola, veo los cambios de paradigmas que solía tener, la compresión plena de temas que antes me agobiaban,  el crecimiento que logro con cada esfuerzo propio y el aprendizaje de decisiones que solo han dependido de mi; todos asimilados con la madurez de estar en los treintas. Por eso, de aquí en adelante esta nueva categoría se empezará alimentar de escritos en donde reflexiono sobre algunos temas que me están tocando vivir y de los cuales solo tenía una idea vaga de ellos; porque sabemos que la realidad es distinta a los cuentos que nos decían. Espero lograr este cometido. 😉

 

 

La mujer perfecta

Cuando era más chica me decía que cuando fuera grande me gustaría ser una mujer perfecta. Claro está, que en ese entonces ese concepto estaba relacionado con la apariencia física (a mi pobre entender). Quería tener una bonita figura, quería ser guapa, quería que mi cabello sea perfecto, que mi cutis sea envidiado y quería estar a la moda.

Pasó el tiempo, mucho tiempo, ahora, muchos años después, pienso que soy perfecta, pero perfecta a mi manera y eso significa lo siguiente: no ando a la moda porque no me gusta ir con la corriente, huyo de las tendencias; como sin culpa, sin estar pendiente de mi cutis, no podría privarme de las delicias de la gastronomía peruana; dejo que mi cabello sea libre y que plasme en su forma y tamaño parte de mí; y ser guapa o tener bonita figura ya no son mis requisitos para ser perfecta.

Ser perfecta, ahora y después de mis aceptaciones, consiste en aceptarse tal cual se es por dentro y por fuera. La mujer perfecta (concebida como única y representativa de todas) no existe porque cada una ya lo es.

 

Encontré esta canción y me identifiqué 🙂

 

Confesión # 19: las palabras que se me escapan

enjoyable-comic-speech-bubbles-set_23-2147557122Con eso de que las manos se acostumbran a teclear con velocidad sobre el teclado, con eso de que uno se va acostumbrando a no ver el teclado cuando escribe y ver sólo cómo las palabras se van formando en la pantalla, y con eso de que tu mente/cerebro se acostumbra a comprender las palabras aunque les falte alguna letra, se me han estado escapando muchas palabras.  Y quizá hasta lo han notado en en algunos de estos escritos, pues cuando las palabras fluyen, sólo hacen eso fluir y yo tengo que aprovechar de ello. Y sé que dirán, ‘pero revisa antes de enviar o antes de publicar‘, pues les confieso que eso es lo que hago, pero igual las palabras se me escapan.

Me ha pasado que reviso hasta tres veces lo que escribo y no soy capaz de notar la ausencia de alguna palabra, pero mágicamente si lo percibo una vez enviado o una vez ya publicado. No sé ustedes, pero eso me molesta, ¿cómo es posible que mi cerebro no sea capaz de notar eso antes de hacerme caer en falta y vergüenza? ¿cómo es eso posible? (si reniego de mi misma cuando ello ocurre, pero lamentablemente ya no puedo remediarlo hasta después que ya pasé el mal momento). Si ya sé que hay una explicación para ello, leí que por ahí que el cerebro comprende las palabras sin la necesidad de leer letra por letra, otra que como es un texto que lo vengo pensando es adecuado que al revisarlo ya sepa qué dice y no preste atención a detalles, y finalmente la otra explicación es que soy muy descuidada o es que confío demasiado en lo que escribo en primera.

Por eso, desde que leí un artículo por ahí de las cosas que se debe hacer cuando se llega a la fase tres tengo más cuidado con lo que envío o publico, uno de esos concejos era leer dos veces lo que uno escribe antes de proceder. Y eso es lo que estoy haciendo. Aún así me sorprendo de todas las palabras y letras que se me escapan. Ya quisiera yo que así como se me van esa letras, me vengan ideas para seguir escribiendo… 😉

 

Ps. pensé en no pensar tanto antes de escribir porque sino voy perdiendo la rutina, cosa que ya vengo haciendo hace mucho. ¡Buen fin de semana!

Amanecer con letras

Es un día soleado, y aunque el sol está en todo su esplendor, es fresco. Sus rayos se pelean por entrar a la habitación para iluminarla y avisar que ya amaneció. El viento acaricia las hojas de los árboles  y con ese aroma entre sus manos ingresa al dormitorio para decir ‘buenos días’.

Lo primero que logro ver son las cortinas bailando con el viento y el sol acariciándolas. El cielo está celeste, está libre y está acompañado con hermosas nubes de algodón. Algunas ramas también pintan ese cuadro, poniéndole así un color verde pacay a mi despertar.

Las sábanas están tan lisas que me acurrucan para no dejarlas y continuar con los sueños que me ayudaron a dibujar. La música es perfecta para un día así de singular: guitarra, piano, bajo, trompeta y las voz de Madeleine se unen para crear una deliciosa armonía de amanecer, de tranquilidad, de ilusión para continuar.

Cuando pongo los pies en el piso acaricio la madera siempre fresca de la habitación, la cual me guía a mi recorrido habitual. Termino de despertar con el agua sobre mi rostro, con el cabello atado y con el aroma del café recién pasado.

Mientras las tostadas esperan dorarse, las palabras terminan de ser dibujadas para liberar esas historias imaginadas. Y como celebrando esa liberación, las cortinas siguen bailando al compás del Smile de Madeline, acariciadas por el sol y contorneadas por el viento. Y tras unos segundos yo me uno a ellas.

 

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Imagen: timelinecoverbanner

 

 

Este sería uno de mis amaneceres favoritos. Los bueno de escribir y dejar libre la imaginación es dibujar situaciones soñadas. 🙂

 

La doble

El viaje de retorno a casa iba tranquilo como era de esperar, ningún intercambio de palabras y la música de una radio local de fondo; por suerte mi favorita.

Parecia ser un servicio de taxi como cualquiera, pero poco antes de llegar al punto de destino marcado por uber, el conductor me preguntó si había trabajado en una conocida tienda de marca de porcelanatos. Yo me sorprendí por la consulta, me preguntaba si la afirmación de su pregunta decía entre líneas que yo me parecía a esa persona que el señor suponía haber conocido o visto.

Tras unos segundoa interminables, que me dieron para pensar en mi respuesta, le dije que si. No tenía ganas de seguir vagando en mis penamientos, asi que decidí seguirle la corriente. Más aún con el inicio de que él conocía a otra persona bastante parecida a mi.

Él se asombró y con una expresión en su rostro de ¿no me recuerdas? dijo afirmando – estaba seguro de ello, no podría confundirte – . Yo con algo de picardia solo sonreí saboreando el inicio de mi broma o quiza engaño.

Y como yo no decia nada, en segundos afirmó por mi – no me recuerdas ¿verdad? -. Y desviando la mirada por la ventana, solo atiné a decirle que tengo mala memoria.

Soy Eduardo el mensajero de Casinelli trabajé ahi cuando tu eras jefa de los envíos a domicilios – añadió mirándome por el espejo retrovisor -. Yo sólo seguí la corriente y le dije que no lo había reconocido. Él sonrió avergonzado. Quizá había cambiado mucho, quiza había subido de peso o quién sabe como sería antes.

Hiciste mucho por mi, así que dime ¿a dónde vas? ¿a tu casa?, déjame llevarte hasta allá – me dijo de forma muy cortez antes de llegar al destino marcado por la aplicación con que la que había solicitado el servicio de taxi.

Sin saber como reaccionar por lo inesperado en sus últimas palabra, atiné  a decirle que no se preocupara. El insistió, así que mi inquietud por saber hasta dónde iba este engaño y por saber dónde vivía esa persona a la que tanto me parecia, le acepte el viaje hasta mi supuesta casa.

Por suerte el improvisado nuevo destino no estaba lejos, ya que así no tuve que ingeniarmelas tanto para sobrellevar la charla. Una conversación de supuestos compañeros de trabajo, de experiencias con clientes y jefes, y otros aspectos de los que no entendía nada.

Cuando llegamos a mi casa quedé asombrada por lo impresionante que se veia desde afuera. Era de paredes blancas con un porton alto de roble macizo barnizado. Tenía jardineras a lo largo del frente de la casa con una flores amarillas que parecían que florecian todo el año. La combinación de blanco, marrones, verdes y amarilos era agradable. Toda una casa de ensueño, o almenos eso se veía desde fuera.

Hemos llegado – acentó, trayendome de vuelta a la acción para continuar el engaño. Es cierto – respondí – gracias por el viaje – le dije y también aproveché para preguntarle por el costo del servicio. Amablemente dijo que no le debía nada, y que al contrario el estaba en deuda conmigo. Me sorprendió su respuesta y me dejó con la intriga de  qué tanto esa mujer doble mía habia hecho por ese hombre.

Bajé del auto y me acerqué a la ventada del asiento delantero y cuando él bajo la luna, le agradecí inmensamente por su cortesía. El sólo respondió pidiéndome que no vuelva a desaparecer. Arrancó el auto y se alejó de la calle de la casa que el dijo ser mía.

Cuando vi que el auto desapareció, me paré frente a la puerta, realmente deseando que esa fuera mi casa. Sonreí suponiendo que las cámaras de seguirdad debian estar grabandome así que dí un paso hacía delante y toqué el timbre.

Cuando el timbre dejó de sonar y una voz de mujer joven respondio via el intercomunicador, desperté de lo que habia hecho. Reaccioné y me dije  para mis adentros ¿que diablos he hecho?. ¡Hola! ¿quién llama a la puerta, a quién busca? – preguntó la vos del intercomunicador. No alcancé a pensar en más y solo dije que era necesario hablar con la dueña de la casa porque traía un encargo del trabajo. Y ante mi sorpresa la persona con la que hablaba respondió – ya bajo, un momento por favor.

No estaba segura de lo que estaba haciendo, pero algo en mi sólo quería saber y conocer a esa persona que podía ser mi doble. Quizá no me importaba saber quién realmente era, sólo quería verme en otro cuerpo y sentir eso de tener a tu otro yo delante de ti. De pronto, mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando el seguro sonó, se abrió la puerta y delante de mi apareció ella. Mi corazón se detuvo cuando la vi y confirmé que había mucho de mi en ella.


A veces las historias surgen entre tantos detalles del día a día. 

Mi vaso vacío

Agarre mis maletas para no volver más, para dejar de ser quien soy o quien era en ese entonces. Creí tener mucho por cargar, pero la verdad era que las maletas estaban vacías porque necesitaban llenarse y no descargarse. Siempre había sido un vaso vacío que pensó estar lleno de experiencias, de aprendizajes y de sueños, pero no era así.

Viajé todo lo que pude, caminé hasta que los zapatos dejaron de marcar huellas, me crucé con muchas personas pero nunca hubieron encuentros. Me encontré con paisajes que no buscaba pero ganaron valor porque no los esperaba. No tenía planes de ir a un lugar, pero con el tiempo me dí cuenta de que me estaba dirigiendo a uno, aún sin reconocerlo, aún sin esperarlo.

Las maletas vacías que agarré para no volver más seguían libres de peso, sólo estaban llenas de recuerdos que aún guardaba en el corazón y que no quería simplemente dejarlos ir. Sin saber, que para continuar tenía que seguir siendo ese vaso vacío que siempre fui.

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Vía: shechive.wordpress.com

 

 

 

Antes de los 30s

Imagen desde Gizmodo
Imagen desde Gizmodo

No es que esté tan pendiente del tiempo – aunque creo que sí – pero dado que estoy a menos de un año para la fase tres veo conveniente considerar estos cambios para no arrepentirme después.  Aunque ciertamente admito y reconozco que todos somos únicos y la evolución de cada uno es particular. Sin embargo, las recomendaciones siempre son bienvenidas para mejorar un poquito como persona.

Aquí la lista para aliviar presiones, aligerar la maleta y seguir caminando feliz 😀

1. Cada vez que tengas una opinión demasiado apasionada sobre un tema, revísala.  En proceso, la experiencia laboral está contribuyendo en eso.

2. Disfruta tu soledad. ¡Hecho! y a sido lo mejor conocerme y reconocerme como soy.

3. Ve más documentales. Quiero, pero ando alejada de la TV.

4. Y sí, lees más. En proceso, necesito libros recomendados 😛

5. Quéjate menos. En proceso y aceptando la vida tal cual es.

6. Sonríe más. Lo estoy intentando.

7. Adopta una mascota. ¡Hecho! ya tengo muchas y mucho amor incondicional.

8. Aprende de todas las experiencias, no importa que tan buenas o malas sean. ¡Lecciones aprendidas y reconocidas!

9. Acepta el hecho de que la vida es incomoda e injusta. Ya la acepté tal cual me ha tocado vivir, es incomoda e injusta pero por una razón, ya sea fortalecernos, ablandarnos o crecer.

Mírala la lista completa en «27 pequeños cambios que debes hacer antes de los 35 y agradecerás en los 50»

Confesión #16: Ingrata

Soy de pocas personas cercanas a mí o yo de ellas. Mis amistades y conocidos van y vienen como las novedades de la tecnología, algunos duran poco otros mucho. Pero ello no hace que tenga amigos de corazón, los cuales son realmente poquísimos.

Esta confesión se titula ingrata, porque siento que es así como soy o como la situación hace que sea. Quizá no sé conservar a conocidos porque siento que ya tengo amigos que comprenden lo complicado de mis pensamientos y de mis días. O quizá yo no me sé conservar cerca de ellos.

Recuerdo que en épocas escolares era totalmente considerada con las amistades, quizá hasta los quería más que a la familia, pero con el tiempo comprendí que los que realmente están ahí para siempre es la propia familia, son ellos los que en verdad nos conocen y reconocen.

Soy ingrata haciendo nuevos amigos, soy ingrata manteniendo algunas amistades, soy ingrata conectando con gente nueva, soy ingrata intentando recuperar amistades, soy ingrata con algunas personas y soy ingrata muchas veces porque no tengo otra salida o porque hay otros asuntos ocupan más.

Quizá con esta confesión no sume más amigos, pero como un día me dije, no quiero personas que me sumen en número, quiero personas que me ayuden a ver entre líneas, que me ayuden a reconocer eso que me cuesta o a lo que estoy ausente.