Desearía haber escrito de cada de una de mis mascotas cuando podía, porque ahora ya no es lo mismo. Aunque sus recuerdos están presentes no es igual cuando ellos aún están con nosotros. El tiempo, la rutina y otras preocupaciones en mente nos alejan de recordarlos tal cual como eran.
No estoy segura que tenga muchos escritos acerca de todas las mascotas que he tenido, pero será todo un reto para mí recopilar todas las memorias que tengo de ellos para armar algo bonito (me llevo esta tarea). Sin embargo, recordando escritos del pasado, salió esta a la luz: «Salta mi pequeña langosta» ,un texto que le dediqué a uno de mis perros cuando nos dejó, pero que ahora al volver a leerlo, este extracto trae a mi menté a todos mis animales que ya no están y que aún estan conmigo.
Si tuviera que escribir acerca de todos los animales y mascotas que he tenido no seria suficiente.
Cada uno de ellos es diferente y hemos compartido nuestras vidas de distintas formas. Cada uno de ellos ha llegado hasta mí y mi familia, y a nuestra casa de una forma especial. Cada uno de ellos ha tenido una cualidad diferente, una personalidad distintiva, han llegado a mí en diferentes etapas de mi vida, han tenido diferentes nombres, hemos jugado juntos, hemos peleado juntos, me han visto crecer, los he visto crecer, han visto a cada miembro de mi familia conforme han ido creciendo, han sido especiales para cada uno de nosotros de algún modo distinto, han compartido nuestro cariño con otros animales, me han visto llorar cuando perdía a uno de ellos, han visto mis lagrimas caer cuando la soledad me invadía, me han acompañado cuando me quedaba sola en casa, se han preocupado por cumplir su trabajo de cuidar la casa y han conocido algunos lugares fuera de casa: el río, la casa en el pueblo de mamá y algunos de ellos han viajado de casa a la plaza principal.
Los he curado cuando lo han necesitado, me han hecho reír con sus locuras como animales, me han entendido a pesar que no entiendan mi idioma, los he entendido a través de sus miradas, he sentido su sensibilidad al igual que ellos a mí, han esperado por mi al regresar a casa, han cuidado la puerta de mi dormitorio cuando dormía. Se que han sentido celos entre ellos, pero los he querido a todos por igual, se que se han peleado por causas de marcar quien tenía el poder en casa, se que han aceptado los nombres que les he puesto, se que aprendieron a convivir con otros animales y compartir el mismo plato de comida, se que comprendieron que mientras he crecido mi tiempo y comprensión se ha agotado de ves en cuando para ellos, se que siempre estarán ahí cuando regreso a casa. Sé que no necesito escucharlos pues sus miradas lo dicen todo, el movimiento de sus colas me lo hace entender y se que mientras yo descanso ellos cuidan de mí como yo de ellos cuando duermen.
A lo largo de mi vida los he tenido cerca de mí, ser la menor en casa me llevaba a que ellos fueran mis amigos especiales, los que siempre están dispuestos a jugar cuidando de no lastimar, los que siempre tienen tiempo para ti. A pesar que haya roto muchos pantalones, recibido arañazos, mordiscos y moretones, son los mejores momentos que compartí en mi infancia, ahora el tiempo y la rutina de la vida, a veces, logra alejarme de ellos, sin embargo comprendo que no hay nada que aleje de un perro, gato, caballo, conejo o el animal que fuera, de uno, si es especial. Ellos dan amor y de alguna forma encuentran el modo de demostrárlo.